Análisis político publicado en la revista Protagonistas Nº8 de diciembre de 2020
En días muy críticos, donde la pandemia nos ha dejado con los niveles emocionales sobrepasados, estamos pasando de crisis en crisis, siendo víctimas de nuestras circunstancias en lugar de gestores de nuestras circunstancias.
Emociones a flor de piel
En días muy críticos, donde la pandemia nos ha dejado con los niveles emocionales sobrepasados, estamos pasando de crisis en crisis, siendo víctimas de nuestras circunstancias en lugar de gestores de nuestras circunstancias.
Ni bien el Covid nos da un pequeño y pasajero descanso aparente, hemos pasado de una crisis de gobierno con vacancia de presidente, a la calle que termina derrocando a otro presidente y casi dentro del mismo mes, tenemos nuevo presidente y conflictos en todo el país.
La crisis no comienza cuando el pueblo toma la calle, ahí termina
Todos creemos que la crisis inicia cuando vemos a la gente en las calles protestando o reclamando derechos que ellos consideran que les fueron conculcados. En realidad, lo que estamos viendo cuando el pueblo sale a la calle es el fin de la crisis ya que siempre que el pueblo sale a la calle, una crisis que puede llevar meses o años gestándose como en este caso que viene desde hace 20 años, mágicamente se resuelve en pocos días o semanas.
La crisis es como una ola. Una vez que ésta se forma, puede demorar años en hacerse visible y una vez así, no se puede cortar, no desaparece, sólo se dirige hacia la playa en forma incontenible y una vez que llega a la playa, puede descargarse en zona arenosa o contra rocas mortales para luego extinguirse cuando cumple su ciclo. Normalmente esa etapa que nosotros recien entenemos como “la crisis” es la etapa final de la misma.
Así como una ola no se puede cortar, una crisis tampoco se corta; sólo termina cuando se extingue al completar su ciclo. Es por eso que la crisis, al igual que la ola, debe surfearse evitando riscos, rocas y acantilados que resultan mortales, para dirigirse hacia playas arenosas donde el control de daños va a ser menor.
El mejor aliado de las crisis es el pánico
Parte del combustible de la crisis en esta etapa, es el pánico que genera tanto en la población como en las instituciones involucradas y viene a retroalimentarse con la intervención de los medios de prensa que toman partido y ven sólo esta etapa “espectacular” y rara vez van al genesis de la misma ya que ven solo la parte de la crisis que les conviene ver.
Todo incendio comienza con una chispa
La chispa que termina incendiando la pradera, puede haberse iniciado, como en este caso, 20 años atrás y como nadie se ocupó de conjurarla a tiempo, termina como la vemos hoy.
La mejor manera de Manejar una Crisis de cualquier tipo es evitándola. ¿Cómo? Con un buen trabajo de prevención, análisis e inteligencia; o sea, anticipando las futuras crisis y extinguiendo las chispas que van a generar una posible crisis en años, meses o semanas.
Cuando una crisis ya se desató por la incompetencia de aquellos que deberían prevenirla y/o deberían adelantarse al inicio de la misma, sólo queda efectuar un adecuado control de daños y cabalgar la ola con las menores consecuencias posibles; vale decir, manejando estratégicamente la información y las comunicaciones, ya que los mejores aliados de las crisis son los medios de comunicación que replican de manera inocente o quizá no tan inocente, todos y cada uno de los detalles de la misma.
¿Cuándo se incendió la pradera?
A veces nos enfocamos en la forma y eso suele distraer la atención del fondo que es lo importante.
Hoy, la gente está en las calles y carreteras, pero éste es solo el síntoma de la enfermedad. Si sólo nos enfocamos en la calle y las carreteras, estamos tratando con el síntoma mas no con la enfermedad subyacente.
La famosa frase de Richard Branson: Cuida de tus empleados que ellos cuidarán a tus clientes, podría también resumirse hoy como: Yo cuido de mis trabajadores porque ellos cuidan mis intereses.
Las preguntas que nos debemos hacer aquí son: ¿Cuándo se inició esto? ¿Cómo se inició esto? ¿Quién es el responsable de que los trabajadores agrícolas estén cerrando carreteras? Y por lo que vemos el gobierno y el Estado es el que está sacando la cara por este problema, cuando la única responsabilidad del estado es el haber permitido que personas con intereses personales lleguen a ser ministros y satisfagan sus propios apetitos sacando leyes con nombre propio, pero son las empresas formales o informales que, además de haber obtenido una ley “para los amigos”, siguen explotando al trabajador 20 años después.
Tenemos una ley para todo
Aquí no se trata de crear más leyes. Ya las leyes sobran. El problema es que el poder económico lo ostentan apenas diez o quince familias quienes han fabricado leyes para favorecer sus propios intereses y los de sus amigos del “club”.
Hay leyes y más leyes que no sirven para proteger al pueblo, y las que sí apuntan a protegerlo ni siquiera se cumplen como están escritas; y, a veces, no se cumplen en absoluto.
La constitución y las leyes se crearon para defender al ciudadano pobre, rico, blanco o cholo, de aquellos que quieren apoderarse de derechos que no les corresponden. Si la constitución y las leyes no son capaces de proteger al débil y al inocente, entonces, no es el ciudadano el que está mal, ni el que debe cambiar sino la constitución y las leyes.
La esclavitud evolucionada
El problema de los trabajadores agrarios aparentemente son las empresas que se utilizan para tercerizar el trabajo que no quiere asumir la empresa para ahorrarse los costos de tener trabajadores en planilla. El problema es que, como Estado y como sociedad, no somos capaces de controlar y supervisar legalmente que esas empresas no exploten a los trabajadores. En esta época en donde las alianzas estratégicas son el pan de cada día, y dentro de ellas tercerizar labores es lo básico, la pregunta es: ¿Es válido que una empresa agroindustrial contrate los servicios de una empresa que explota a los seres humanos que proporciona para trabajar los campos? o ¿Es válido que en pleno siglo 21 haya empresas que explotan legalmente a sus trabajadores bajo las narices de las autoridades?
Hace pocos cientos de años los “ancestros” de esas empresas tercerizadoras llamadas services cargaban esclavos en barcos y los vendían a las haciendas para servir a los dueños de esas haciendas, sus amos. Esos esclavos eran tratados como animales y me atrevería a decir incluso que menos que animales. Hoy esas empresas esclavistas no podrían seguir laborando porque supuestamente la esclavitud es ilegal, pero, al igual que la usura se convirtió en bancos, también la esclavitud evolucionó en explotación, que también es ilegal, pero es más difícil de descubrir y más fácil hacerse de la vista gorda. Se trata de una cuestión de evolución y de punto de vista.
En este tema, tanto Estado como sociedad, no es que hayan hecho mucho para verdaderamente evolucionar; o, en todo caso, no de manera suficiente.
Valen más los animales que los seres humanos
Esas services negocian proporcionando seres humanos, dándoles nombres menos dolorosos y culposos que antaño. Ahora se llaman trabajadores agrícolas, campesinos, obreros, trabajadores de las minas o simples mineros. Si las grandes empresas agrícolas usan los servicios de estas empresas que se permiten impunemente explotar a seres humanos que trabajan en sus campos de forma fija o a destajo, la empresa contratante debería ser sancionada, así como sancionan a empresas que compran materia prima o productos que son probadas en animales o a marcas que utilizan services para elaborar sus productos en países que explotan a niños y mujeres para realizar esa labor.
Claro está que estamos hablando de Europa o USA ya que ellos sancionan a la empresa que por ahorrarse dinero voltea la cara y se hace la ciega a la explotación y al maltrato. Pero eso no funciona en nuestros países, aquí, por ejemplo. Si las empresas agrícolas poderosas contratan services que explotan a seres humanos, quien sale a sacarles las castañas del fuego es el Estado, mientras que las poderosas empresas callan en cinco idiomas.
Estado débil
La responsabilidad del Estado es haber sido débil y corrupto, que aceptó que los poderosos impongan leyes que les permite abusar y explotar a seres humanos. Las empresas agrícolas poderosas deben ser sancionadas drásticamente y deben ser penal y civilmente responsables de los delitos y crímenes que las services que contratan cometan bajo las narices de todos.
La explotación es un delito penal y sigue siendo delito aún cuando el explotado por necesidad se ve obligado a aceptar esa explotación, del mismo modo como existen los contratos abusivos, el agiotismo, etcétera. Cualquier forma en que alguien abusa de otro que es más débil o está vulnerable, es un delito.
Sería interesante averiguar qué opinión tienen en Europa y USA sobre el que los productos que sus supermercados compran a empresas peruanas se consiguen a través del abuso y explotación de seres humanos.
El Estado tiene el deber de hacer las leyes justas y poner el suelo parejo para todos, sin favorecer ni perjudicar a nadie, priorizando el valor humano y protegiendo al débil y al vulnerable. Y tiene la obligación de hacer que estas leyes se cumplan y para eso tiene el Ministerio de la Producción y a Sunafil. Estas dos instituciones del Estado son las responsables de supervisar que estas empresas services cumplan con las leyes y las normas, y también que las grandes empresas que contratan a estas services sean solidariamente responsables, tanto civil como penalmente ya que saben perfectamente lo que sucede; basta con que hablen con alguno de los cientos de trabajadores que laboran temporalmente sus campos.
Hoy tenemos Norte centro y Sur paralizados por paro y toma de carreteras, con muertos, heridos y personas inocentes perjudicadas. Pero, quienes están sacando la cabeza como si fuera sólo responsabilidad de ellos, son el Gobierno y el Congreso, vale decir el Estado. Pero no vemos a los poderosos dueños de estas empresas agrícolas que hicieron sus leyes truchas y que contratan los servicios de estas empresas piratas. Ellos, como siempre, se esconden y no dan la cara. Ya es hora de que el congreso ponga a los responsables delante para que afronten su problema y respondan legalmente por el caos que han causado a la sociedad.
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