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Pobre del candidato que crea que por poner más paneles, imprimir panfletos, almanaques, polos, sombreritos, aparecer bailando en cada programa chicha que haya en nuestra amplia banda televisiva y demás actividades que suelen promoverse desde las barricadas de campaña, va a obtener los votos necesarios para ganar el tan ansiado sillón edil.
El éxito o fracaso de un candidato no están delimitados por la cantidad de inversión que haya hecho en su campaña sino por el grado de conocimiento que éste posea de las percepciones de su votante objetivo. Una campaña no se maneja basada en los gustos y caprichos del candidato o de aquéllos que financian la campaña; no se trata de, “lo que yo quiero”. Se trata de lo que se debe hacer para que el candidato gane.
La singularidad de la percepción hace que la especie humana sea tan variopinta en cuanto a la forma en que percibe las cosas y la forma cómo interpreta lo que le acontece, pues la forma como percibimos está directamente ligada a la forma como enfrentamos el medioambiente y los sinfines de estímulos con que éste nos bombardea a cada instante.
Las personas de un mismo grupo pueden tener percepciones similares aunque conserven su singularidad, debido a las homogeneidades de los estímulos que recibieron y siguen recibiendo.
Normalmente, las personas eligen su pertenencia a un grupo determinado – social, cultural, profesional – según su conformación psicológica, según sus necesidades y deseos. Los grupos tienen fuertes anclas que dan a sus miembros sentidos de pertenencia y los mantiene unidos en el mismo estrato o espacio de la sociedad. Por esta razón, los miembros de un mismo grupo tienen experiencias similares, comparten problemas comunes y sus actividades los condicionan de manera similar y, por esta razón, las características aislables de su personalidad son bastante similares.
Este tipo de coincidencias hace que las percepciones de esos grupos tengan componentes coincidentes y, por lo tanto, ante ciertos estímulos, su respuesta e interpretación será similar. Estas son percepciones grupales.
El conocimiento de las percepciones es tan importante para un candidato que requiere votos, que resulta fundamental analizar los grupos y sus percepciones para la comunicación en campaña y de ello van a depender en gran parte su éxito o fracaso.
Por eso es fundamental que los futuros candidatos a cualquier sillón del 2010, no vean la campaña en función a la foto bonita exhibida por meses, porque los votantes no votan por fotos, ni panfletos ni spots de radio o televisión – éstas son herramientas que nos permiten hacer llegar mensajes codificados adecuadamente o para que el votante los pueda decodificar y comprender.
Son los mensajes adecuados y no las fotos los que van a dar votos al candidato.
Si no aprendemos a ver a los votantes como seres inteligentes y pensantes, menos podremos pretender gobernarlos al llegar al sillón tan deseado. Validemos al elector, y recordemos siempre que “Cuando el pueblo grita, debemos escuchar al pueblo y no al grito”.
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