El ciudadano percibe que la corrupción y el narcotráfico están invadiendo las más altas esferas gubernamentales y eso se generaliza al gobierno en sí, al Poder Judicial y al Congreso. Esta percepción que pudiera verse en ocasiones arbitraria y generalizarte, por desgracia son alimentada diariamente con ejemplos salidos de la realidad objetiva cotidiana y hechos públicos por los protagonistas que, casualmente, son personas altamente vinculadas a las esferas gubernamentales.  Esto no hace más que confirmar la veracidad de la percepción. 

Congresistas que se hacen famosos como “plancha camisas”, “Roba foco” “La pedicurista”, “La vendedora de gas” etc.etc. que dejan al Congreso como el hazmerreir de la población y donde  nadie que sea oficialista o simpatizante del oficialismo, paga sus faltas o delitos. Luego estos mismos implicados vergonzosamente en casos más que probados y probables, se desgañitan tratando de convencer al ciudadano de que ellos son inocentes. 

Cada vez que vemos a un juez darle libertad a un narcotraficante o cuando vemos que otro juez libera de culpa a un congresista porque es oficialista, mientras que a otro de la oposición, por el mismo delito lo condena. Cuando vemos que en forma recurrente el tema del narcotráfico se acerca muy peligrosamente a lo más alto del gobierno y no pasa nada y cuando vemos todos los días en la primeras planas que personas del gobierno y muy vinculadas a las altas esferas del mismo, se encuentran inmersos en temas de corrupción sin que veamos ningún cambio drástico, entonces, como podemos cuestionar esa percepción del ciudadano de a pie que aunque a veces puede ser arbitraria, sin embargo, en los casos que hemos escritos, vienen corroborando a pie juntilla y alimentando las percepciones del pueblo.

Cuando hablamos de percepciones, estamos entrando a un mundo completamente distinto de la realidad objetiva, ya que cada individuo ve al mundo desde su propio punto de vista y éste depende de factores vivenciales, de socialización temprana, experiencias de vida, factores socioculturales y socioeconómicos. Todos estos factores determinan que cada percepción sea diferente una de la otra. Cuando los individuos se juntan y forman grupos más o menos homogéneos, podemos, entonces,  hablar de cierto tipo de percepción grupal alimentada por factores homogéneos e inherentes al grupo humano que por necesidades y objetivos similares, se han unido en un mismo espacio geográfico, estos ciudadanos operan con experiencias homogéneas que van a determinar percepciones homogéneas también.

Los  ciudadano de a pie, son personas que ven al gobernante, llámese este Presidente, Alcalde o a funcionarios de alto nivel como jueces y Congresistas, como personajes de paso que solo están ahí porque el pueblo los puso para que administraran la ciudad, y que cada uno de ellos, en su puesto se encargue de hacer el trabajo “sucio” que el ciudadano como tal no está dispuesto a hacer. El ciudadano se considera en este juego de ajedrez como la torre expectante y que domina todo el tablero, pero que solo en ciertas ocasiones interviene, pero que en todas las partidas va a estar presente. Mientras que al político y a los funcionarios los ve como los turistas que se sientan, juegan un rato, pierden y se van; el ciudadano en cambio siempre va a quedarse sentado esperando la siguiente partida.