Análisis político publicado en la revista Protagonistas Nº9 de enero de 2021


El Arte de la Manipulación

En nuestra sociedad se han utilizado tantas formas de manipulación negativa como modos hay de coaccionar la libertad creadora del hombre. Este fenómeno, hoy más que nunca se acrecienta con el uso de los medios de comunicación, utilizados a menudo como instrumento de manipulación para dominar a los pueblos y someterlos a los dictados del poder económico o monopólico. En las democracias, el que tiene corazón de tirano disimula su intención dominadora haciendo que el pueblo no advierta que se está anulando su libertad y, así, tiene la impresión de que está siendo elevado a un grado nunca antes alcanzado de dignidad cívica. Es así como se le priva al individuo de la libertad creativa y se le conceden, en vez, tan sólo las libertades necesarias para entregarse a diferentes formas de consumismo, ya sea físico o intelectual.

La verdad es que la manipulación forma parte de la comunicación asertiva, o no tan asertiva, que constituye parte de nuestra idiosincrasia; es la forma como el ser humano trata de comunicar su pensamiento, convencer a sus semejantes para reforzar sus propias convicciones, sintiendo que éstas son aceptadas también por los demás y que por lo tanto no es un lunar entre semejantes. El problema es que la manipulación cuando se hace visible,  es siempre sentida como negativa; siendo malintencionada y dirigida, y es la gran causante de que el término manipulación esté tan estigmatizado.

Manipulación positiva

Cuando un padre habla a su hijo dándole consejos, cuando una esposa incentiva al marido para que consiga un aumento de sueldo, cuando un cura o pastor sermonea a sus feligreses, cuando un maestro hace inflexiones en el tono de su voz para hablar de “cosas serias” como valores y anti-valores, son formas de manipulación con intención positiva. Cuando un doctor reta a su paciente porque no ha cumplido con sus indicaciones y lo atemoriza con las posibles terribles consecuencias de su conducta irresponsable, ¿acaso no lo manipula? El problema no es la manipulación en sí.  El problema son las intenciones que tiene el que manipula y las connotaciones negativas que las percepciones de la gente le han atribuido a la manipulación.

El significado primero del verbo “manipular” según la Real Academia Española es el de “operar con las manos o con cualquier instrumento”. De modo que la manipulación es el trabajo con las manos pero también la modificación de un objeto con las manos. Es este último término el causante de todo el embrollo, el que le da al verbo manipular su acepción que conocemos como negativa: si manipular es modificar con las manos un objeto, aplicado esto a las personas, significa que las estoy cosificando/objetivando.

Manipular —también inducir— es una práctica muy arraigada en todos los seres vivos y el origen de esta práctica reside primero en la necesidad de supervivencia y, luego, de generarse un mundo más adecuado a sus necesidades donde los estímulos no sean tan hostiles. La necesidad de sentirse en control de su vida y de su entorno es una característica inherente a todos los seres vivos y, por lo tanto, como todo lo que atañe a los seres vivos, puede restar valor a la persona, o sumarle valor. A veces —diría yo la mayoría de las veces— ambas cosas se dan simultáneamente con tendencias que en el cálculo final van a dar un resultado positivo o negativo.

Manipulación negativa

En la política, las cosas se ponen un poco más complicadas. La política busca convencer, inducir y concientizar a las personas. El uso de la manipulación es moneda común y se usa y abusa de manera indiscriminada. Si a esto agregamos que estamos en una campaña presidencial en plena pandemia global, con una crisis económica pocas veces vista en nuestra historia, y que por ello el JNE ha dictado una serie de restricciones para la campaña, nos pone frente a la tormenta perfecta ya que no hay posibilidades de que los partidos hagan publicidad en medios, pero tampoco pueden hacer mítines y casi ni siquiera reuniones con pequeños grupos. Esto deja el campo libre para que los grandes especialistas en manipulación, que ya están sueltos en cancha, hagan de las suyas.

Ya hemos establecido que la manipulación es el arte de generar cambios inconscientes en la mente de las personas, las que modifican sus hábitos, costumbres y hasta preferencias de acuerdo a la manipulación recibida.

En estos tiempos de campaña, se manipula usando varias herramientas, según los intereses que entran en juego. Las encuestas son una de las formas más usadas para manipular, ya que los ciudadanos son inducidos a confiar “ciegamente” en las encuestas y aunque en cada campaña se comprueba que la mayoria de las encuestadoras han dado cifras engañosas, en cada campaña electoral se vuelve a caer en el mismo error: confiar en ellas. Es que la manipulación es tan fuerte y la memoria colectiva tan frágil, que la mayoría de los ciudadanos cree y se deja influenciar por estas y la razón es sencilla, las encuestas alivian la necesidad que tendría el ciudadano de pensar y decidir, basandose en estudio y analisis, vale decir que creo en las encuestas no por ellas en si, creo porque me facilitan la toma de decisión.  

El problema es que si las encuestadoras no son honestas, terminan por encumbrar al candidato que los grupos de poder quieren que el ciudadano crea que es el “elegido” y lo pone en los primeros lugares; en contraparte, ponen en los últimos lugares al candidato que quieren desechar, aún cuando este en realidad se encuentra mejor posicionado. O sea, manipulan la elección natural del ciudadano haciéndole creer que: Si tu candidato no despega, por algo será, mejor ve a lo seguro que por algo lo apoyan casi todos.  Como reza el dicho antiguo: es más fácil engañar a los ciudadanos que convencerlos de que han sido engañados.

Otra de las formas de engañar a los ciudadanos—también denominados clientes o votantes o bolsón de votos—es  gritar  ¡Lobo, Lobo! Al igual que en la fábula, las primeras veces la gente se lo cree y corre a su llamado, hasta que se cansa y ya no cree más,  pero esta parte nunca llega ya que el truco de este engaño radica en que el que lo ejecuta; no le interesa el lobo y menos el ciudadano, sólo basta con llevar a cabo la estrategia uno o dos meses previos a las elecciones confiando en que el “lobo” no llegue sino hasta después de los comicios y los ciudadanos no se cansen antes.

Hay dos fuerzas poderosísimas que mueven al ser humano, la culpa y el miedo.  La mayoria de nuestras desiciones las tomamos con una o ambas fuerzas escondidas detrás. Esto lo saben muy bien los estrategas de estas campañas de engaño y las aprovechan para manipular a su antojo al ciudadano, sin que siquiera se de cuenta de que esto está sucediendo. Esta modalidad tambien la usan las empresas de retail, donde un ciudadano va a comprar leche y sale comprando un automóvil y la vaca tambien.

En campaña política, esta herrmienta de engaño se puede aplicar con la complicidad de ciertos medios de comunicación, como ejemplo un comercial de TV: Una terrible catástrofe se aproxima a nuestro pais, un poder oculto y en complicidad con Chavez y los terroristas comunistas, quieren destruir tu casa, repartir tu negocio y van a secuestrar a tus hijos y meterlos al ejercito, tenemos que pararlos… etcétera.  Aquí puedes ver que están apelando al “miedo” de que la catástrofe te caiga y a la “culpa” de que si eliges mal, serás el causante de que “secuestren a tus hijos”…

EEUU es un ejemplo actual de cómo se puede manipular a los ciudadanos, tanto cultos como ignorantes, apelando al miedo y a la culpa, de tal manera que  terminan fanatizados y una vez así, se logra que los adeptos hagan exactamente lo que los autores del engaño planificaron.

La historia mundial muestra un sinnúmero de ejemplos de cómo el poder de unos pocos manipula a millones mediante el engaño utilizando el miedo y la culpa. Sólo tenemos que leer un poco de historia política mundial y preguntarnos siempre: ¿Qué miedo quieren despertar en mi inconsciente o qué culpa quieren que yo sienta con este mensaje? Y recuerden que no hay mensaje inocente, toda comunicación tiene un objetivo, tiene un fin.

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