Análisis político publicado en la revista Protagonistas Nº6 de noviembre 2020


Estamos en plena pandemia Covid-19 y vamos en camino a casi 9 millones de desempleados a nivel nacional, vemos todos los días empresas quebradas, cerradas o dando pérdidas.

Este es el génesis de un nuevo Perú que va a tener que levantarse sobre sus propias cenizas y no estoy siendo pesimista ya que esto va para largo y si ya llevamos 7 meses, hagámonos a la idea de que antes de que venga la vacuna, van a pasar varios meses más y post vacuna, varios años para reconstruir el país. Definitivamente el próximo Gobierno no solo manejará la crisis del Covid por varios años, casi como único encargo, si no que a la vez deberá tener la empatía suficiente para proteger y apoyar al vulnerable, pero al mismo tiempo drástico y severo con el infractor.

Pandemia sanitaria

Mientras tanto, estamos metidos en plena Pandemia Sanitaria y política, con una tremenda incapacidad de mandar con empatía, pero con firmeza cuando lo requiera y como siempre la corrupción política que tiñe todo avance que tenga el gobierno. El lema “Aquí es muy difícil caminar derecho”, cobra vigencia cada día y en cada gobierno.

La desaprobación de la Gestión Presidencial sube casi tan rápido como el Covid en USA y el Parlamento no se queda atrás, incluso compitiendo con muchos otros políticos que fungen de referentes dentro del mercado de la política peruana. Al paso que van, en los meses que quedan hasta las elecciones, pueden llegar a batir records históricos de desaprobación.

Percepciones negativas

Las tendencias que fijaron estas percepciones negativas siguen aun en línea recta de colisión ya que la población tiene sus niveles de ansiedad, frustración y como consecuencia agresividad, rabia y desesperanza, por encima de los niveles manejables y personas que normalmente logran mantener sus niveles dentro de limites manejables por auto control y entrenamiento, apoyo psicológico, medicación o familiares, en esta pandemia han sobrepasado estos límites controlables.

Opinión pública

A partir de eso, ya resulta muy difícil el auto control y la contención familiar. Si normalmente todos los políticos son mal vistos, hoy ese sentimiento, esa percepción se encuentra exacerba y se multiplica por 10, y es entonces que las mediciones de opinión pública que se basan, “supuestamente” en las percepciones de los ciudadanos, no deben tomarse literalmente y más bien se deben interpretar superando la subjetividad propia de las percepciones y los factores externos subyacentes que en estos momentos están golpeando a los ciudadanos.

Esto de ninguna manera intenta soslayar la importancia de las percepciones ni desmerecerlas, yo trabajo con las percepciones desde hace más de 30 años y por lo tanto vivo en y de ellas. El concepto de las percepciones es una herramienta importantísima cuando se intenta comprender lo que subyace el pensamiento e imaginario del grupo humano sujeto a la encuesta.

Campaña electoral

Hablemos un poco de las percepciones para comprender que es lo que sucede en una campaña electoral. Las encuestas deben analizarse observando los códigos de las percepciones y no las “realidades relativas” que es lo que nosotros conocemos y creemos como la verdad, y que en realidad es solo nuestra percepción.

Por ejemplo, las fluctuaciones que pueden producirse de un mes a otro, como ha sucedido muchas veces durante este año en que, de una encuesta a otra, el presidente sube o baja al igual que el congreso, puede explicarse perfectamente debido a movidas de impacto momentáneo y pasajero que los estrategas suelen realizar para manipular las tendencias, claro está que lo ideal sería de que éstas fueran medidas programáticas que se sostengan en el tiempo.

Este estilo de “parcha pistas”, o sea esperar a que se produzcan los huecos, o que se accidente alguien para recién parchar la pista, tal como sucede en gran parte de los municipios, producirá encuestas semejarse a una montaña rusa.

A buen entendedor … Pocas palabras

Por ejemplo, esas encuestas que responden a quien las pague: “Razones por las que piensa que la popularidad del presidente baja mes a mes”, son preguntas que tiene en si implícitas la misma respuesta ya que se convierte en una sentencia premonitoria del descontento y frustración que siente el ciudadano que responde esa encuesta.

Fuera de la forma como a veces maliciosamente se suelen elaborar las encuestas, estas cuando están elaboradas profesionalmente y no responden a intereses privados, se constituyen en una buena herramienta para medir las percepciones, siempre se deben leer entre líneas, nunca literalmente. Las encuestas se deben analizar basándose en las percepciones y esas hay que saberlas leer entre líneas para poder separar el mensaje de su codificación y por ende su respectiva interpretación.

Niega, niega…

Independientemente de si el gobierno no cumple con sus promesas o si ha cometido o no actos de corrupción durante su gestión como ¨Presidente o como Gobernador, si la población lo percibe sinceramente de esa forma, sobre todo hoy con los niveles sobrepasados, ya sean estas percepciones verdaderas o falsas, se constituyen en la realidad del ciudadano y mal hacen los políticos cuando creen que “niega niega que al final algo queda”, será la mejor opción para manejar la crisis de la pandemia política.

Analizar estrategias

Sería muy bueno y sano que el gobierno y los políticos en general, comiencen seriamente a analizar estrategias basadas en las percepciones del ciudadano y no en la “realidad relativa” y lo que sería peor aun, basado en lo que yo creo, debería ser o yo quiero.

Para darle una mano al gobierno en ese análisis, debemos decir que el cerebro humano percibe las imágenes como un todo—independientemente de sus partes—vale decir que tiende a generalizar. Esto se debe a que nuestro cerebro debe elaborar una serie de procesos instantáneos y llegar a conclusiones también instantáneas en lapsos necesariamente ínfimos de tiempo. Esto tiene sus consecuencias: asumimos muchas cosas y situaciones basándonos en nuestra experiencia inconsciente y no en la supuesta realidad; de ahí que las percepciones no sean otra cosa que puntos de vista fundados en el grado de conocimiento y nivel de comprensión que cada uno trae consigo como bagaje en la vida.

Encuesta

Para entender mejor esto, el poblador que va a responder una encuesta, o votar por un candidato, no siempre o mejor dicho casi nunca está bien enterado de los pormenores políticos cotidianos, por lo tanto, supedita su voto o su respuesta en las encuestas a su estado de ánimo, el que ya sabemos como se encuentra en estos momentos. Este estado de ánimo, no solo se basa a como se levantó esa mañana, se supedita a como se siente con respecto a la vida, sus oportunidades perdidas o encontradas, sus sueños actuales o aquellos que se rompieron, sus esperanzas de salir de esta crisis y las posibilidades de que esto sea lo más pronto posible o la desesperanza de que se avecina un invierno oscuro en su vida.

Es un gran error

Tratar de contraponer una percepción, individual o colectiva, con hechos de la «realidad relativa» ya que el mundo de las percepciones —de por sí y ante sí— se autodefine y, por lo tanto, cualquier análisis que se realice con la intervención de las mismas (las percepciones) debe manejarse en ese mundo.

Asimismo, las estrategias que se empleen para modificarlas deben diseñarse y aplicarse dentro de ese mismo ámbito, ya que una cosa es la «realidad relativa» y otra, poco o muy diferente, la percepción (porción de verdad) que cada cual tiene de esa misma realidad.

Juego de conceptos

Para explicar fácilmente este juego de conceptos y palabras que para el que tienen experiencia en navegar el mundo de las percepciones resultan fáciles de comprender, pero que para el ciudadano que no necesita manejar percepciones y que a veces ni siquiera es consciente de que las tiene, les cuento la norma básica para transitar en el mundo de las percepciones: Lo que el político desea, sueña, aspira, quiere que sea o piensa que debería ser, tiene la validez de la interpretación del ciudadano que tiene al frente y que le va a dar o negar su voto.

Hoy en día

Independientemente de que el mensaje del político haya sido positivo o negativo, en cuestiones de percepciones, a veces poco tiene que ver la “realidad relativa” y éstas se basan en pequeñas porciones de la realidad, cargadas de juicios de valor que muchas veces, están basados en buenas o malas experiencias personales, los estados de ánimos y el grado de desesperanza o esperanza de sobrevivencia personal o familiar.

Trump

Pongo como ejemplo las elecciones en EEUU, donde este 3 de noviembre se va a votar, no por un presidente, se va a votar por el buen o mal desempeño de Trump, en el manejo de la pandemia desde enero que el fue advertido de lo que se venía. En estos momentos el ciudadano espera que su Presidente sea ese personaje, a veces de ficción, que lo saque del hueco en el que se encuentra, rápida y eficientemente y de ser posible gratis…